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Los Inadaptados #8: Jorge Esquinca

El lazo y la trampa*


País de cruces, lampo de nubes

como cabezas, roja vendimia.

País de cruces como manos

separadas, abiertas en el viento,

en el desierto que avanza.

País dormido entre volcanes,

que es lugar este glorioso

y terrible, de barrancos,de rocas

empinadas, de peñascos azotados

por el viento, que ya se yerguen

cubiertos de fuego y de ceniza.

Flor de la Pasión, apacígualo.

País en un soplo de voz,

en un múltiple soplo de voces,

de abiertas bocas y metales

que avanzan.

País levantándose cada amanecer

en la punta de su lengua,

levantándose en lenguas de agave,

en rabiosa floración,

como mariposa al fuego. País

de la ruta narcótica, del tejemaneje

hipnótico, de la amapola enamorada.

Flor de la Pasión, ilumínalo.

País erizado, sitiado, encapuchado:

lleno de alacranes, lleno de ortigas,

te escondes en el rincón y en la oscuridad.


Noche y viento, avanzamos. En ruta,

en larga marcha al interior

de la piedra, a la entraña del árbol

-nosotros, los visibles, poco vemos.

De tierra se irá llenando, se convertirá

en basurero aquel lugar

en el que sólo se esperaba la palabra.

Has descendido, te has lanzado

al arroyo, a la cueva, al pedregal,

te has metido en el lazo y la trampa.

Andamos a tientas, escuchando

un viento de tizones, advirtiendo

una serpiente en la cola del turbión.

Nos quedan palabras, muy pocas,

unas cuantas palabras.


País pico de golondrina, nido

de nubes como cabezas, roja

vendimia. No haya más de esto.

Ya le acercaste la ortiga, el diente

curvo; han llovido, han vibrado

se han derramado sobre la caña fresca.

No haya más de esto.

País de espejos habitados,

cerros distantes, lagos aún,

como el hueco del corazón.

Al bailar, al abrazarnos,

giran con nosotros los restos

de un orden celeste, corren

ríos de pólvora en la eterna fiesta

de vivos y muertos entrelazados,

relumbran las espuelas entre lápidas.

Flor de la Pasión, presérvalo.

Que por ti levante aún la cabeza,

que por breve tiempo logre paz,

que por ti se calienten, se entibien

los huesos y la carne, que por ti

sueñe y se levante, que le hagas sentir

tu verdor, tu frescura, tu fragancia.


*El título y las líneas en cursiva provienen del volumen Oraciones, adagios, adivinanzas y metáforas. Libro sexto del códice florentino, en la versión de Salvador Díaz Cíntora.

 

Jorge Esquinca:

(Ciudad de México, 1957) Tiene publicados Alianza de los reinos (1988), Paloma de otros diluvios (1990), El cardo en la voz (1991), Isla de las manos reunidas (1997), Vena cava (2002). Con el título Región editó en 2004 su poesía reunida. Posteriormente aparecieron Uccello (2005), Cuaderno para iluminar (2008) y Anímula (2010). Ha traducido libros de Pierre Reverdy, Henri Michaux, André du Bouchet, W.S. Merwin, Anne Carson y H.D. Tiene publicados dos libros de artista: Piedra, una fábula (2002) en colaboración con Jan Hendrix y Canijos canes (2013) con Penélope Downes. Ha obtenido el Premio de Poesía Aguascalientes, el Premio Nacional de Traducción de Poesía y becas del Ministerio de Cultura de Francia y de la Fundación Civitella Ranieri de Italia. Su libro Descripción de un brillo azul cobalto (2010) mereció el Premio Iberoamericano de Poesía Jaime Sabines y está traducido al portugués y al inglés. Sus libros más recientes son Teoría del campo unificado (poesía, 2013), El rapto de Eloísa (cuento para niños, 2014) ilustrado por Chiara Carrer, Breve catálogo de fuerzas (ensayos, 2015), Cámara nupcial (poesía, 2015) y Nostalghia. Una meditación frente a la Madonna del Parto de Piero della Francesca (poesía, 2015). Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Vive en San Antonio Tlayacapan, en la ribera del lago de Chapala.

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